El desafío de los Ritos de Fin de Año para las familias cuyos padres no viven juntos

Qué es un rito ? – dijo el principito.

" Es algo también demasiado olvidado – dijo el zorro. – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas…  Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. Entonces el jueves es un día maravilloso ! Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones…"

El principito, Antoine De Saint Exupery.

Se acerca fin de año y con ello, dos ritos importantes para nuestra cultura y sociedad.  Navidad y año nuevo marcan de distinta manera dos momentos  especiales para las personas y la vida de las familias desde hace siglos. Momentos  históricos, marcados por la búsqueda de trascendencia de lo cotidiano, que nos sacan de la rutina, del agobio y del caos de fin de año y que están cargados  de significados, emociones, creencias y prácticas que año tras año nos vuelven a conectar con ese momento y lugar… aquel que trae consigo ese rito…

En el caso de las familias,  si bien los significados  dados por cada una de ellas a los ritos de navidad y año nuevo son únicos y se adaptan según sus particulares historias -en su mayoría de carácter transgeneracional-  tienen en común el valor espiritual y de trascendencia del rito que implica cada una de estas fechas. Ese valor que lo  distingue, como dice el zorro, como un día, diferente  a los demás.

Los ritos de fin de año suelen ir acompañados, por prácticas religiosas como “la misa del gallo” o culturales como “los fuegos artificiales”, “el paseo en maleta por la cuadra” o “el abrazo a alguien del sexo opuesto para tener suerte en el amor”,  o bien, por prácticas familiares, como “el amigo secreto”, “la comida especial”, “la entrega de regalos” y “los abrazos a las 12”, entre muchos otros. La cualidad común, es la conexión profunda con símbolos, creencias, emociones y anhelos para los seres humanos y las familias.

Para las familias que transitan por un proceso de separación, la llegada  de estos ritos constituyen uno de los tantos duelos por los que deben atravesar. Se pierde  el modo, hasta ese entonces conocido, de vivirlos y las emociones y creencias asociadas deben reformularse, de modo de volver a darles un sentido profundo, desde la nueva reorganización familiar, donde lo esencial del rito no se pierda, sino se transforme y adecúe.

Si bien, como decimos en COOPERATI,  el modo en que cada familia reorganice su vida, rutinas y prácticas post separación es “un traje a la medida”, creemos que los ritos nos interpelan en una dimensión profunda e inherente a su definición, por su conexión con creencias, emociones y prácticas transparentes e históricas, donde había “un modo de hacerlo” ese día particular con la familia y los que hasta ese momento éramos quienes formábamos parte de ella.

Hoy, en la nueva realidad familiar, poder construir un rito que respete el valor profundo que cada uno necesite y desee otorgarle, y que a su vez respete el valor del rito para el otro padre/madre y que proteja y resguarde el valor que ese momento especial tiene para sus hijos, es el desafío central.

Hacer del rito original, quizás dos, entendiendo que para los hijos, ambos padres son importantes y que a su vez, para cada uno de los miembros de la ex pareja/, ahora padres, también es  importante estar con sus hijos e hijas. Recordar que “no hay un modo único de resolver,  ni uno que sea mejor que otro”, sino un modo que como familia nos haga  sentido y respete y cuide lo que  fuimos y lo que se seremos en tanto padres de nuestros hijos e hijas.

Aceptar también que coexistan nuevas emociones como la alegría y la pena, el anhelo y extrañar al que no está, y abrazar que parte del dolor también pueda ser en momentos parte del rito, es también reconocer y legitimar el valor de lo perdido para alguno de los miembros de la familia. Acogerlo y darle cabida, también permitirá su reconstrucción.

Invitarlos a vivir estos ritos con flexibilidad y cuidado, pudiendo poner en el centro  a los hijos e hijas, es también una invitación a poder construir nuevos ritos que sean coherentes  y respetuosos con la nueva realidad familiar.

Lo maravilloso de ese día y la costumbre de seguir esperándolo al año siguiente con ansias y alegría, dependerá de la reconstrucción y redefinición que hagamos de los ritos y del espíritu de respeto-cuidado y flexibilidad  que los padres puedan otorgarle a sus hijos.

Ps. Loreto Urzúa B.
Miembro equipo COOPERATI