Escuchar a los hijos en el Proceso de Acuerdos Post-Separación/Divorcio

Los años de experiencia clínica y trabajo en equipo, han sido esenciales para enriquecer nuestra comprensión de los procesos de separación conyugal en parejas y familias. Esta trayectoria nos ha permitido profundizar en la complejidad de las dinámicas familiares y nos ha motivado a buscar un modelo de acompañamiento psico- jurídico en los procesos de separación/divorcio para aquellos padres que quisieran lograr acuerdos colaborativos para la reorganización familiar post- separación.

¿Qué hacemos para construir acuerdos colaborativos?

Los padres, asistidos por nuestro equipo, construyen juntos los acuerdos post-separación para que todos en la familia continúen con su desarrollo. Ambos miembros de la ex pareja asumen el compromiso de resolver los temas de la separación poniendo en el centro las necesidades de los hijos. Este enfoque no se basa en litigios, sino en apoyar la colaboración del equipo de padres, para que se puedan encargar juntos de las necesidades emocionales y particulares de cada uno de sus hijos, permitiendo la real protección de ellos.

Partiendo de ese punto, en la fase inicial del proceso de acuerdos colaborativos -denominada mapeo psicológico-  las psicólogas buscamos hacer distinciones emocionales que es importante que sean consideradas en lo individual y relacional para facilitar el logro de buenos acuerdos legales. Nuestro objetivo es “hacer un mapa” o sea, detectar las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades presentes en cada familia, para que en base a ese mapa, las abogadas lleven a cabo el proceso de acuerdos que luego serán formalizados legalmente.

¿Para qué incluir a los hijos en esta fase?

En medio de la desestructuración que conlleva la separación conyugal, los hijos siempre están involucrados, antes, durante y después, ya que al igual que sus padres, están transitando hacia una nueva etapa en sus vidas, donde hay cambios en las rutinas y modos de hacer familia.

Preservar la relación de padres es un gran desafío que enfrenta una pareja que termina su vínculo conyugal. Durante el proceso de reorganización familiar, es común que surjan tensiones y desacuerdos entre ellos, quienes a menudo ven a sus hijos desde su propia perspectiva o vereda. Esto puede dificultar una comprensión clara de las necesidades de los hijos, por lo que resulta crucial escuchar la voz de los niños para ayudar a los padres a mantener su enfoque en ellos al tomar decisiones durante este proceso.

Durante la fase de mapeo psicológico, tenemos al menos una reunión con él o  los hijos de la pareja separada. Este encuentro se lleva a cabo en un ambiente protegido y seguro, donde una de las psicólogas se reúne con ellos para escuchar sus voces. El objetivo principal es conocer su situación emocional, entender cómo están experimentando los cambios y descubrir sus recursos para hacer frente a ellos. En estas reuniones, no buscamos realizar evaluaciones o peritajes, ni intervenir terapéuticamente. El mapeo no es terapia. Es únicamente un espacio seguro para que los hijos e hijas de la pareja que se separa se expresen y sean escuchados.

¿Qué hacemos con la información?

La información recogida del encuentro con los niños luego será incorporada  al resto de la información obtenida en el proceso de mapeo. Se procesa con el equipo de terapeutas, en un esfuerzo por comprender profundamente las necesidades de la familia y cada uno de sus miembros, luego es  sintetizada y se entrega a las abogadas que llevarán el proceso de acuerdos legales post-separación. De esta manera,  los padres, asistidos por el equipo y con la información fundamental, podrán  construir los mejores acuerdos para sus hijos.

Buscamos que estas decisiones sean construidas por ambos padres, como protagonistas del futuro de sus hijos, en base a la flexibilidad y coherencia con la realidad única de sus familias.

¿Cuál es la diferencia que implica que el mapeo incluya la voz de los hijos?

Todos los padres y madres vemos algunos aspectos de nuestros hijos con claridad y otros nos son invisibles. Cuando estamos afectados emocionalmente o interferidos por situaciones que nos causan dolor y otras emociones fuertes, eso nos ocurre con mayor razón.  Que las psicólogas lleven la voz de los hijos al mapeo, contribuye a que, aún en momentos de menos disponibilidad emocional de los padres, las necesidades de estos tengan un lugar. En el proceso de acuerdos.

Por momentos en este proceso, la tensión del diálogo y la negociación hacen predominar las necesidades de cada uno de los padres. No es raro que entonces se enreden las necesidades de uno y de otro, que entren temporalmente en conflicto y  que en la maraña de esas emociones, que de alguna manera constituyen otro paso más en la elaboración de sus duelos, se pierda parcial o totalmente el centro puesto en los hijos y en el resguardo de la vida familiar futura.

El gran aporte de escuchar y llevar a la voz de los hijos al mapeo y al proceso de acuerdos es que esta se constituye en el faro que orienta el proceso, especialmente en los momentos naturales de tensión y permite  con su luz, volver a retomar el camino que se perdió.

Ps. Carolina Gana V.