El cuento de la Tortuga, una historia para que tus hijos entiendan el divorcio

“Cuentos para enseñar a tus hijos a entender el divorcio” Jonhston, Janet; Breuning, K., Garrity, C. y Baris, M. (2002) Editorial Paidos.

A muchos niños les resulta difícil comprender por qué sus padres son incapaces de vivir juntos. Para algunos “hijos del divorcio” es posible que los padres ni siquiera sean capaces de comunicarse mutuamente, tomar decisiones conjuntas o estar cara a cara. Este cuento de una tortuga de tierra y una tortuga de mar ofrece una explicación sencilla, clara y sin prejuicios de los padres que no pueden cooperar. Al mismo tiempo, identifica y respalda la necesidad del niño de ser libre para amar tanto a su madre como a su padre y de ser aceptado con los rasgos personales que le asemejan a los dos miembros de la pareja

Érase una vez una tortuga de tierra llamada Sammy que vivía en la arena, junto al océano, en los linderos del bosque. Le encantaba tumbarse al sol en la playa. Lo hacía a diario. También le gustaba excavar túneles y pasadizos secretos en las dunas. Los cangrejos eran su alimento favorito. Cerca de allí, en el océano, había una tortuga de mar llamada Sally que vivía en las profundidades acuáticas y disfrutaba retozando y nadando entre las olas. Era maravilloso sentir la fría agua azul verdosa en el cuerpo mientras intentaba dar caza a alguna medusa para desayunar.

Un día, Sammy, la tortuga de tierra, buscando y rebuscando cangrejos, llegó hasta la orilla del océano, al mismo tiempo que Sally, la tortuga de mar, nadó hasta las aguas menos profundas de la playa para poder sacar la cabeza fuera del agua y contemplar el cielo azul.

De pronto, las miradas de Sally y Sammy se cruzaron y se enamoraron.

Sally nunca había visto una tortuga de tierra, y su aspecto, con aquel caparazón marrón oscuro, le pareció diferente y atractivo. Sammy tampoco había tenido la ocasión de ver una tortuga de mar, y el caparazón verde azulado de Sally le pareció distinto, lo más hermoso que jamás había visto.

Las dos tortugas se amaban cada vez más, tanto que decidieron casarse. Durante algún tiempo vivieron en la orilla del océano para que Sammy pudiera sentarse en la arena, secarse y calentarse, mientras Sally permanecía en las aguas poco profundas para mantenerse húmeda y fresca. No tardaron en tener dos bebés tortuga, a los que bautizaron como Tommy y Tina, que lucían sendos caparazones marrones y verde azulados. Ambos tenían algo de papá y mamá.

Tommy y Tina Tortuga se lo pasaban en grande jugando en la arena con su padre, Sammy. Pasaban horas y horas excavando túneles y buscando cangrejos para comer. De vez en cuando, se quedaban dormidos y echaban una siestecita en la cálida arena, uno junto al otro.

Al esconder la cabeza y las patas, sus caparazones parecían rocas semienterradas en la arena. A Tommy y a Tina también les fascinaba juguetear en el mar con su madre, Sally. Daban volteretas en las olas y exploraban las cuevas submarinas y los arrecifes buscando medusas para cenar. Era una familia de tortugas feliz y dichosa.

¡Pero entonces algo falló! Tommy y Tina Tortuga se divertían tanto que no se dieron cuenta que Sammy, el padre tortuga de tierra, cada vez pasaba menos tiempo en la orilla del océano, vagando por las dunas de arena y buscando su alimento en el bosque, mientras que Sally, la madre tortuga de mar, pasaba todo el día nadando en las profundidades y ya no se sentaba ni un minuto en las aguas superficiales, cerca de la playa. Cada noche, cuando papá y mamá se reunían para dar de comer a sus hijos, discutían y se peleaban. En ocasiones, Sammy, la tortuga de tierra, y Sally, la tortuga de mar, incluso se mordían, y Tommy y Tina temían que pudieran lastimarse.

Luego, Sammy, el padre tortuga de tierra, escondía la cabeza en el caparazón y se enterraba en la arena, al tiempo que Sally, la madre tortuga de mar, daba media vuelta y se sumergía en el océano. Por último, un día, Sammy y Sally llegaron a la conclusión de que no querían seguir viviendo juntos. Sally decidió marcharse al fondo del mar y Sammy a las dunas de arena, lejos de la playa. Tommy y Tina estaban muy tristes. Aún eran muy pequeños y necesitaban que alguien cuidara de ellos. Amaban a papá y a mamá por igual y deseaban estar con ellos día y noche. Tommy estaba enojado, gritaba sin parar y se enfadaba muy a menudo con su madre.

Tina también estaba enfadada, pero guardaba sus sentimientos para sí y no salía nunca del caparazón. Ni siquiera jugaba con su hermano o con sus amigos. El mayor anhelo de Tommy y Tina era que sus padres vivieran juntos en la orilla del océano y que volvieran a ser una familia feliz y dichosa.

Un día decidieron pedir ayuda al Viejo Búho Sabio, que siempre daba buenos consejos a todos los animales y solucionaba la mayoría de los problemas. Así pues, temprano por la mañana, prepararon un almuerzo de pícnic y partieron hacia el bosque para visitar al Viejo Búho Sabio. Al llegar, estaba durmiendo en lo alto de un árbol, pero enseguida se despertó y les invito a reunirse con él al pie del tronco. En pocos minutos le contaron su problema. Luego, Tina Tortuga preguntó: “¿Puedes conseguir que papá y mamá vuelvan a vivir juntos?”, y Tommy Tortuga añadió: “¡Por favor, haz que vuelvan a amarse!”.

El Viejo Búho Sabio miró fijamente al cielo durante un rato y luego dijo: “Una tortuga de tierra no debería casarse NUNCA con una tortuga de mar. Son dos especies de tortuga distintas. A Sammy, la tortuga de tierra, le gusta vivir en la arena y sentarse a tomar el sol, mientras que a Sally, la tortuga de mar, le gusta vivir en el océano y nadar en las frías aguas azules. Cuando viven juntos en la orilla del mar, los dos son infelices, se sienten contrariados y se enojan por cualquier cosa. ¡Es preferible que cada cual viva donde pueda volver a ser dichoso!

“Pero tú, Tommy Tortuga, y tú, Tina Tortuga, sois medio tortuga de tierra y medio tortuga de mar, de manera que podéis vivir en el océano, alimentándoos de medusas, y en la arena, alimentándoos de cangrejos. Os podéis divertir con vuestra madre y también con vuestro padre. Ellos os quieren muchísimo y desean que seáis felices. Lo más sensato es que viváis una parte del tiempo en el agua, con mamá, y otra parte del tiempo en tierra, con papá”

¡ Y eso fue precisamente lo que hicieron Tommy Tortuga y Tina Tortuga! Unas veces vivían en las profundidades oceánicas y practicaban la natación con su madre, y otras veces vivían en la cálida y soleada arena y practicaban la caza con su padre. Hicieron muchos amigos entre los peces, los delfines y las ballenas del mar, y también entre los ciervos, los tejones y los zorros del bosque. Querían a mamá y también a papá. A decir verdad, Tommy y Tina volvieron a ser dichosos, crecieron y se convirtieron en una nueva especie de tortuga, con un bellísimo caparazón verde azulado amarronado, capaz de vivir tanto en el océano como en tierra firme.