Dirigida por Rebecca Zlotowski. Con Virginie Efira y Roschdy Zem

Los hijos de otros es una bella película y una potente historia de vínculos, llena de sutilezas que probablemente quienes han vivido la experiencia de la separación y de volver a emparejarse teniendo hijos o de hacerlo con alguien que ya los tiene, se va a sentir profundamente tocado.

Esta es una historia sin antagonistas. No hay ex esposos en guerra, no hay una madrastra o un padrastro malos, no hay relaciones odiosas entre hijastros y madrastras, no hay mujeres u hombres amenazados por la presencia de la ex pareja del otro, no hay nadie que busque dañar a  otro o que se regocije del dolor de otro.

Los hijos de otros es una historia  de vínculos honestos. Vínculos que se construyen, en los que hay entrega y que se terminan con sinceridad. Que ofrecen lo que es posible situados en la realidad de la etapa de vida de cada uno. Una historia que nos habla del cuidado de los vínculos. Del cuidado del vínculo de pareja, del cuidado del vínculo parental y del cuidado en la construcción de los vínculos ensamblados, que pone en el centro las necesidades de los niños y los desafíos y renuncias que eso tiene: el paso a paso, la aceptación de ser parte y no serlo a la vez, los inevitables sentimientos de exclusión .. ¿dónde está mi mamá. ..quiero a mi mama ahora!! La complicidad interrumpida porque nunca son solo dos. ¿hagamos el sándwich?. Tú eres el pan y yo el queso.

Una historia que habla del cuidado, incluso cuando los vínculos se terminan. De una pareja que enfrenta con desgarradora sinceridad los proyectos de vida que se desacoplan. Del vínculo con los niños cuando la pareja se separa. De los lazos con los hijos e hijas del otro que se van construyendo en el camino, al mismo tiempo que se va construyendo la pareja. ¿Nos seguiremos viendo?. Leila, eso no depende de mí.. menos que antes, eso no significa que no piense en ti.

Una historia de cómo la vida se va construyendo. Dónde no hay errores, sino evolución conforme la vida se va viviendo. No fue un error encontrarse, amarse, entregarse. Era  posible hasta  que el impacto de la muerte, que golpea cerca, interpela la  existencia y los  caminos posibles. Una cosa lleva a la otra. Detenerse y pensar cómo quiero seguir. Elegir.

Una historia de renuncias. De elecciones que traen pérdidas, de aceptación y de respeto.  Una historia de duelos y de cómo enfrentar las pérdidas: de frente, con palabras que se atreven y explican lo inexplicable, a pesar del dolor que causa decirlas y escucharlas. Con claridad y con cuidad ¿vas a morir?. No, no en absoluto, seguiré viva. ¿te vas de vacaciones?. No. Seguiré viva, en la misma ciudad, pero no nos veremos como antes. ¿Las dos nos iremos de vacaciones?. No, no lo haremos. Se acabó. Eso me entristece. No, no estés triste, no quiero que estés triste. No me olvides, pero tampoco quiero que pienses mucho en mí.

Finalmente, una historia acerca  de la maternidad. Del deseo de la maternidad que emerge en la relación con el otro. De la energía maternal que se expresa en el cuidado más allá de la biología y del rol. La maternidad como compromiso con el desarrollo del otro. Con dar oportunidades, con transmitir confianza en sí mismos. Con soltar, sin abandonar. Una bella historia acerca del cuidado de los vínculos, donde todos son protagonistas.

Ps. Claudia Caceres