¿Por qué a veces no se cumplen los acuerdos parentales post-separación?

Llegar a acuerdos para una pareja que se separa es siempre una tarea importante, pero mantenerlos, es un gran desafío que no queda garantizado simplemente por el hecho de haberlos conseguido. Esto es especialmente importante cuando la pareja que se separa tiene hijos que requieren que la relación parental y la convivencia con ellos tenga regulaciones claras y ciertas que permitan que el mundo que los rodea, especialmente en íntimo, sea suficientemente ordenado, predecible y seguro.

¿Por qué los acuerdos que toman algunos padres que ya no viven juntos, muchas veces se incumplen?

Algunas razones por las que esto ocurre son las siguientes:

  1. Porque se llegó a acuerdos que eran sólo estratégicos. O sea, nunca existió la real intención o la voluntad por parte de uno o ambos padres de que estos se cumplieran total o parcialmente. Porque en realidad, eran solo parte de una estrategia para sortear alguna barrera u obstáculo o porque les permitía resolver en lo inmediato alguna controversia entre ellos. Simplemente, no estaba en el futuro, el plan de cumplirlos. Si bien es habitual que se llegue a este tipo de acuerdos estratégicos para sortear alguna situación judicial, no es en el único contexto en el que ocurre. Los acuerdos que son esencialmente estratégicos duran poco en el tiempo y suelen generar conflictos importantes entre los padres cuando alguno “descubre” que no había intención de cumplirlos, pero también porque no resuelven las situaciones concretas en el corto plazo y menos aún resuelven las necesidades emocionales que supuestamente deberían haber satisfecho.

  2. Porque eran “malos acuerdos”. A veces, el apuro, la dificultad para enfrentar un conflicto que lleva a desplegar conductas evitativas, el desconocimiento (falta de información), la presión de terceros o estar en una situación crítica, hace que se llegue a acuerdos sin el indispensable proceso de reflexión, discernimiento y negociación que termina en acuerdos poco realistas, que dejan a uno o a ambos padres insatisfechos. Este tipo de acuerdos se hacen insostenibles, porque ya desde el inicio o no resolvían las diferencias ni las materias que debían regular o dejan a uno u otro padre en una posición de haber cedido u otorgado sin conciencia de lo que esto significaba, lo que termina restándoles la validez imprescindible que deben tener los acuerdos para que motiven a su cumplimiento. Progresivamente estos acuerdos van generando una sensación de incomodidad y finalmente, de injusticia, que reactivan, generan o intensifican  conflictos que afectarán la vida de todos los miembros de la familia.

  3. Porque pierden vigencia. En general los acuerdos en temas de familia y o cualquier “acuerdo relacional” (que regula relaciones), tienen una suerte de “obsolescencia evolutiva”, es decir, tienen una vida útil, luego de lo cual dejan de aportar a la organización familiar post-separación. Esto ocurre porque los hijos van creciendo y avanzando en su desarrollo, lo mismo que sus padres, madres y la organización familiar completa que, atraviesa por ciclos de vida y va transformándose permanentemente. Los acuerdos que sirvieron para una etapa pueden no servir para otras. Las etapas del ciclo vital individual y familiar constituyen un contexto esencial de los acuerdos y si los contextos cambian de manera significativa, los acuerdos previos pierden vigencia y deben ser modificados o incluso sustituidos por otros que se ajusten a las necesidades actuales de los hijos/hijas y sus familias y sus ciclos vitales. Si esto no se hace, es probable que los acuerdos dejen de cumplirse porque se desacoplan de las necesidades actuales tanto de los padres como de sus hijos e hijas.

  4. Falta de disposición a renegociarlos. Cuando alguna de las partes está insatisfecha o necesita modificar algunos acuerdos y la otra parte se niega a abrirse a esa conversación para un eventual ajuste, se abre la posibilidad del incumplimiento. Los acuerdos que regulan las relaciones no pueden estar escritos en piedra, sino que deben dialogarse. Si no se dialogan cuando aparecen necesidades diferentes a las que existían en el momento en que se formularon, se facilita su incumplimiento. Hacer ajustes a los acuerdos en temas de familia, es coherente con la naturaleza de las materias respecto de las que se toman, que son las relaciones entre los padres y las necesidades siempre cambiantes de sus hijos e hijas.

  5. Porque inclumplirlos se usa como represalia contra el otro por alguna falta o incumplimiento previo. Romper los acuerdos habitualmente genera una escalada de incumplimientos que es difícil detener y que prácticamente siempre involucra a los hijos e hijas de alguna manera, generando una incertidumbre e inseguridad enorme en el sistema completo. A veces incumplir los acuerdos es una represalia a conductas por acción u omisión (falta) que no tienen que ver con los acuerdos mismos, usándose como mecanismo para ejercer presión y lograr que el otro u otra corrija la acción que causó frustración, rabia o dolor. Los acuerdos transgredidos pueden en este caso haber sido buenos acuerdos y su transgresión tiene un objetivo presionar a un movimiento que se percibe no se lograría de otra manera. Este sin duda es una manera muy dañina de resolver las dificultades en una relación parental y puede debilitar gravemente o derrumbar la organización que sostiene la convivencia de los padres y sus hijos.

Por lo tanto, los acuerdos entre los padres deben basarse en la voluntad de hacerlos, deben ser realistas, dinámicos, evolutivos y no ser usados como moneda de cambio para resolver conflictos entre los padres.

Ps. Claudia Cáceres P.

Equipo COOPERATI