Reflexiones sobre el lugar de los terceros en un proceso de separación o divorcio.

Esta nueva película de Noah Baumbach, Historia de un Matrimonio, nos trae el relato de una separación, contada desde los ojos de un adulto. Nos muestra las fases por las que una pareja atraviesa previo a la separación y los núcleos de su quiebre actual. La película bien podría llamarse, Historia de un Divorcio.

Si el título habla del matrimonio y no del divorcio, pienso que es porque el dolor, la rabia y los sentimientos de injusticia se mezclan con el amor y cariño que la pareja se tuvo y aún se tiene por la experiencia de trascendencia que significa haber construido familia juntos. La historia que nos cuenta Baumbach es al mismo tiempo una historia que habla del pasado y del acto de elección que se juega en el presente, en el camino que toman para construir el futuro que quieren para su hijo y para ellos.

El filme comienza con la imagen de la esposa, Nicole, y el marido Charlie, muy alejados emocional y físicamente (cada uno en un extremo del sofá) en la consulta de un terapeuta, intentando iniciar una separación lo más amistosa y civilizadamente posible.

Sin embargo, pese a esa intención inicial, el proceso por el que esta pareja transita no va a desarrollarse precisamente de esa forma. Abogados/as, mediadores, psicólogos, evaluadores sociales….una larga lista de profesionales, irán apareciendo y tomando posiciones en la vida de Nicole y Charlie, que los van situando cada vez más en veredas opuestas.

Baumbach, nos interpela, a la luz de esta historia, sobre el lugar que ocupamos como terceros en el acompañamiento de una pareja en proceso de separación o Divorcio. Cómo nuestras intervenciones profesionales, en este contexto, resultan claves para comprender los caminos que esta pareja podría haber elegido y los que finalmente eligieron.

Nos muestra como la mayoría de las veces, padres y madres como Charlie y Nicole, buscan genuinamente el bienestar de sus hijos, sin embargo,  a menudo sus esfuerzos e intenciones quedan limitados por la influencia de terceros que centran su ayuda en resguardar los intereses personales de cada uno de los padres, más que en el desarrollo de relaciones de colaboración, entre ellos, que permitan darle continuidad a la experiencia de familia de sus hijos.

Es crudo ver como en la película, la entrada en la lógica adversarial y litigiosa va dejando a estos padres cada vez más desgastados y resentidos entre ellos, empobreciendo sus capacidades de comunicación y habilidades para trabajar en sociedad por su hijo, Henry.

¿Qué significaría que Nicole y Charlie hubieran optado por un divorcio colaborativo?

Significa que el rol de los abogados y psicólogos en estos procesos estaría centrando en trabajar en conjunto con la pareja en la elaboración de acuerdos legales centrados en las necesidades de su hijo, fuera de tribunales. Significaría que Charlie y Nicole hubieran optado por otro camino…. Camino, basado en prácticas no adversariales, que tienen como objetivo que los acuerdos se construyan en el diálogo y que no sean resultado de la utilización de tácticas de poder de un padre/madre sobre el otro padre/madre o que finalmente, frente a la imposibilidad de los padres de conciliar, un tercero, el juez, decida por ellos lo mejor para sus hijos.

Optar por un divorcio colaborativo, sería que los distintos terceros que fueron apareciendo en sus vidas, promovieran el empoderamiento relacional de Charlie y Nicole en tanto padres, de tal manera que, juntos, eligieran los recuerdos que Henry tendrá de su infancia, de sus padres y de su familia cuando sea adulto.

En Cooperati, somos un equipo interdisciplinar de psicólogas y abogadas que acompañamos profesionalmente a quienes han decidido terminar su relación de pareja, para que dicho proceso sea llevado a cabo mediante prácticas colaborativas. Buscamos que los padres logren sostener y hacer esfuerzos conjuntos de coordinación para el logro de una buena organización familiar post separación para todos sus miembros.

En lo terapéutico, nuestro lugar como terceros es contribuir con información relevante a los padres, así como al equipo jurídico, sobre las necesidades de los hijos de la pareja que se está separando o formalizando sus acuerdos de separación, de tal manera, que los acuerdos legales a los que lleguen consideren la realidad de su familia en particular, especialmente las de los niños, niñas y adolescentes.

En lo jurídico, nuestro lugar como terceros es acompañar a la pareja en su compromiso de buscar soluciones consensuadas, que sean legalmente válidas, que ambos padres les parezcan relacionalmente justas y que se centren especialmente en el interés y bienestar de los hijos, excluyendo la amenaza de judicialización futura.

El camino que recorrieron Nicole, Charlie y Henry para lograr los acuerdos de vida post-separación hubiese sido más amable, hubiese honrado mejor su historia juntos y habría dejado menos heridas que reparar, si el acompañamiento en el proceso hubiese mirado los tremendos recursos de esa familia y desde ahí, apoyado a través del diálogo, la búsqueda de consensos y acuerdos para una buena vida.

Carolina Gana

Psicóloga y Terapeuta Familiar